Resumen
Esta revisión sistemática aborda la correlación entre el microbioma urinario e intestinal y el CP y examina sus implicaciones diagnósticas y terapéuticas.
Los autores exploran el potencial del microbioma urinario para el diagnóstico precoz no invasivo del CP y la modificación del microbioma intestinal para mejorar la respuesta al tratamiento del CP y mitigar los efectos adversos del tratamiento. Si bien identifican que el microbioma representa un papel crucial en el CP, también destacan la necesidad de estudios adicionales para comprender mejor esta compleja interacción y sus aplicaciones prácticas.
Comentario
Recientemente, se ha comenzado a explorar el papel del microbioma humano en el CP.
El microbioma ―entendido como las bacterias y otros microorganismos que habitan el cuerpo humano― tiene, a diferencia del genoma, una naturaleza dinámica y es susceptible a alteraciones como respuesta a cambios en el estilo de vida. Los cambios en el microbioma pueden causar disbiosis, un estado de desequilibrio microbiano que afecta al estado de salud y predispone a diversas enfermedades, incluidos diferentes tipos de cáncer. Los factores genéticos y el estilo de vida influyen en el desarrollo y la agresividad del cáncer de próstata, y el microbioma refleja ambos factores. El microbioma podría influir en el riesgo y la progresión del CP, si bien aún queda mucho por descubrir sobre cómo afecta a esta enfermedad y cómo se puede utilizar en su prevención, diagnóstico y tratamiento.
Microbioma urinario y cáncer de próstata
Aunque la orina siempre se ha considerado estéril (lo cual ha dificultado la investigación de su microbioma), algunos estudios recientes han explorado su relación con enfermedades prostáticas, como el CP.
Se ha observado que el reflujo de la orina hacia la próstata que ocurre con cada micción podría afectar el entorno microbiano de la próstata. El microbioma urinario puede inducir la inflamación crónica asintomática de la próstata, que puede ser una causa notable del desarrollo del cáncer de próstata. Dada la dificultad técnica para estudiar directamente el microbioma prostático, la orina es una de las muestras más accesibles y adecuadas para investigar el papel del microbioma en el CP.
Varios estudios han evidenciado diferencias en la composición del microbioma urinario entre pacientes con y sin CP, y se ha visto que algunos microorganismos podrían asociarse con mayor riesgo y peor pronóstico, aunque los resultados varían entre los diferentes estudios.
Aunque no se comprende del todo el papel directo del virus del papiloma humano (VPH) en la carcinogénesis prostática y las investigaciones son contradictorias, algunos estudios sugieren una posible asociación entre la infección por VPH de alto riesgo (tipos 16 y 18) y el desarrollo de CP. La relación podría estar ligada a aspectos como la regulación del sistema inmunitario, el metabolismo hormonal y el daño genético.
Los hombres con VIH parecen tener menor incidencia de CP en comparación con aquellos sin VIH, lo cual podría deberse al tratamiento antirretroviral (se ha descrito que disminuye el riesgo de cáncer), así como a la mortalidad de estos pacientes por otras causas antes de desarrollar CP.
Una hipótesis sobre la asociación entre el microbioma urinario y el CP es que ciertas especies proinflamatorias del microbioma urinario podrían infectar la próstata y causar inflamación crónica, lo que a su vez podría promover la carcinogénesis prostática.
Por otro lado, en un estudio reciente se sugiere que el microbioma urinario podría estar directamente involucrado en el desarrollo y la progresión del CP a través del metabolismo de los glucocorticoides para generar andrógenos, lo cual promovería la proliferación celular y la progresión del CP.
A pesar de que el microbioma urinario es un potencial biomarcador para mejorar la predicción y calcular el riesgo de CP, así como para evaluar con precisión su agresividad, existen muchas limitaciones para su investigación; entre ellas están la dificultad para cultivar ciertas especies bacterianas, la limitada comprensión de las interacciones entre bacterias y huésped, la posible contaminación del microbioma urinario encontrado en los pacientes con CP y la imposibilidad de descartar por completo la relación del microbioma con otros factores (como, por ejemplo, el volumen prostático o determinados hábitos de vida).
Relación del microbioma intestinal con el cáncer de próstata
Aunque la próstata no está directamente relacionada con el intestino, se ha encontrado una estrecha asociación entre el CP y el microbioma intestinal. Además, el microbioma intestinal y sus metabolitos están implicados en el desarrollo del cáncer de próstata. El tejido prostático canceroso contiene ADN bacteriano, a diferencia del tejido prostático normal.
A pesar de la asociación entre el microbioma intestinal y el CP, su relación es indirecta y presenta el desafío de clarificar la vía fisiopatológica que los conecta.
Varios estudios han explorado las diferencias en la microbiota de los pacientes con CP. Además, la disbiosis puede afectar al estado inflamatorio y a los niveles hormonales del organismo y provocar niveles reducidos de metabolitos microbianos, lo cual puede llevar a la progresión del cáncer de próstata. Esto proporciona una base para establecer el microbioma intestinal como biomarcador para la detección precoz y la evaluación del riesgo de CP. El papel del microbioma intestinal en la resistencia hormonal al CP, a través de la generación de esteroides androgénicos, también respalda su potencial capacidad diagnóstica, ya que la composición del microbioma podría revelar el estado de resistencia hormonal de un paciente con CP.
El microbioma intestinal se asocia con el riesgo de cáncer de próstata a través de la obesidad y la inflamación crónica, así como por la presencia de metabolitos que pueden inducir la carcinogénesis prostática. Sin embargo, el mecanismo subyacente aún no se ha dilucidado por completo.
Estudios recientes han identificado diferencias en el microbioma intestinal entre pacientes con CP y participantes sanos, habiéndose observado especies bacterianas específicas más prevalentes en los pacientes con CP, lo cual sugiere una posible relación entre la composición del microbioma intestinal y el desarrollo de la enfermedad. Entre los mecanismos subyacentes que podrían explicar la asociación entre el microbioma intestinal y el CP están la producción de ácidos grasos de cadena corta y de metabolitos bacterianos que promueven el crecimiento del CP.
Asimismo, el microbioma modula la respuesta a la quimioterapia y la inmunoterapia y participa en la transformación de fármacos oncológicos, lo que puede ocasionar efectos inesperados en el tratamiento del cáncer. Además, puede afectar a los niveles de andrógenos, lo cual está estrechamente relacionado con el CP.
Estudios recientes han identificado bacterias específicas en el microbioma intestinal asociadas con la biosíntesis de testosterona, lo que podría contribuir al desarrollo de CP resistente a la castración. El tratamiento con abiraterona acetato, utilizado en pacientes con CP resistente a la castración, podría alterar la composición del microbioma intestinal, lo cual podría contribuir a sus efectos terapéuticos. Por último, la interferencia del microbioma intestinal en la supresión de andrógenos durante la terapia de privación de andrógenos podría favorecer la progresión del CP hormonosensible a CP resistente a la castración.
Posibles aplicaciones terapéuticas del microbioma intestinal
Varias bacterias intestinales podrían estar relacionadas con el desarrollo y progresión del CP, así como con la resistencia al tratamiento hormonal. En consecuencia, la elaboración de perfiles y la modulación de este microbioma podrían ofrecer vías de detección y tratamiento del CP.
En cuanto al diagnóstico, el perfil de la microbiota intestinal podría ser un marcador útil en la detección del CP de alto riesgo.
En relación con sus potenciales aplicaciones terapéuticas, la composición del microbioma intestinal puede influir en la eficacia de los tratamientos inmunológicos y hormonales del CP. En este sentido, se ha explorado la modificación del microbioma intestinal mediante diferentes métodos (tabla 1), con el fin de mejorar las respuestas al tratamiento y desarrollar terapias personalizadas en el CP.
Tabla 1. Potenciales métodos dirigidos a modificar la composición y funcionalidad del microbioma intestinal
- Trasplante de microbiota fecal (TMF)
- Probióticos
- Prebióticos
- Antibióticos
- Metabolitos bioactivos
- Nanoantioxidantes
La identificación de bacterias beneficiosas asociadas con respuestas positivas al tratamiento del cáncer podría respaldar el desarrollo de terapias basadas en el TMF y otras intervenciones dirigidas al microbioma intestinal.
Perspectivas novedosas y futuras direcciones en la investigación del microbioma intestinal en el CP
Estudios recientes enfatizan el impacto de la interacción huésped-microbioma en múltiples procesos fisiológicos y se está estudiando el papel de las bacterias comensales y otros microorganismos que colonizan las superficies epiteliales del cuerpo. La producción de pequeñas moléculas y metabolitos por parte de estos microorganismos subraya la compleja relación entre el microbioma y el cáncer, siendo necesario investigar en profundidad su papel en la carcinogénesis y en las posibles implicaciones para el diagnóstico y el tratamiento.
Además, se propone el uso del microbioma salival y fecal y del ADN microbiano circulante en sangre como biomarcadores diagnósticos experimentales para varios tipos de cáncer, incluido el CP.
El efecto de los microorganismos en la inmunoterapia del cáncer propone una nueva dirección para mejorar los efectos de la inmunoterapia tumoral a través de la aplicación y/o manipulación de microorganismos.
En esta revisión se menciona el papel del estrés oxidativo en el daño celular y en el desarrollo del CP y el posible uso de los nanoantioxidantes como protectores del daño oxidativo, lo cual les confiere una posible utilidad en la prevención y tratamiento del cáncer.
También se discuten los efectos y contribución en el CP de los metabolitos bioactivos producidos por el microbioma (como los ácidos biliares y los indoles) y se subraya la dificultad para determinar la asociación entre el microbioma intestinal y el CP debido a la influencia de otros factores, como el estilo de vida, la dieta, el trasfondo genético y la susceptibilidad individual.
Limitaciones de los estudios sobre el microbioma urinario e intestinal
Los resultados de los estudios sobre los tipos de micoorganismos que constituyen el microbioma urinario de los pacientes con y sin CP son discordantes, posiblemente debido a las distintas metodologías utilizadas en los estudios. Por otra parte, la relación causal entre las alteraciones del microbioma urinario y el CP no está clara y se necesitan más estudios longitudinales prospectivos.
En cuanto al microbioma intestinal, aún no se ha aclarado por completo la relación causal con el CP. Estudios recientes sugieren que el microbioma intestinal podría influir en los niveles de testosterona, lo cual tiene implicaciones en el tratamiento del CP. Los resultados sugieren que el microbioma intestinal interfiere con la deprivación de testosterona y podría estar relacionado con los fracasos del tratamiento. El FMT podría ser un posible tratamiento, pero se requieren más estudios para evaluar su eficacia clínica. También se precisan más investigaciones para validar el potencial terapéutico de los prebióticos y probióticos en el manejo del CP.
Conclusiones y direcciones futuras
El microbioma urinario podría servir como biomarcador no invasivo para la detección temprana y la evaluación del riesgo en el CP, y el microbioma intestinal podría influir en la eficacia de tratamientos como la quimioterapia, la inmunoterapia y la terapia hormonal.
Aunque este campo de estudio está dando sus primeros pasos, se necesitan más estudios para validar la utilidad clínica de los perfiles microbiómicos. Los futuros estudios deberán centrarse en estandarizar la metodología para analizar el microbioma y en considerar qué factores ―como la dieta, el estilo de vida y la genética― pueden influir en la composición del microbioma. Además, debería explorarse cómo afecta el microbioma a la progresión del CP y a las respuestas al tratamiento.