La calidad de la relación con el paciente tiene un impacto terapéutico importante y la empatía es una de las cualidades que puede mejorarla significativamente. ¿Sabes que puedes aprender a poner la empatía en práctica en tu día a día? En este artículo te explicamos cómo.
La empatía en medicina
La definición de empatía continúa siendo un debate a día de hoy. No obstante, existe una clara diferenciación entre la empatía cognitiva y la afectiva.
La empatía cognitiva se puede entender como la capacidad de percibir y entender las emociones del paciente, mientras que la empatía afectiva va más allá de la percepción y se identifica con un compromiso emocional.
Beneficios en la práctica clínica
El impacto positivo de la empatía clínica en la relación con el paciente es indiscutible, pero también supone multitud de beneficios en tu práctica profesional. Algunas de las ventajas son:
- Mejores resultados clínicos, especialmente, en relación con el compromiso del paciente con las recomendaciones médicas y el plan terapéutico.
- Disminución de los errores de diagnóstico.
- Mayor satisfacción del paciente, tanto con el trato como con el tratamiento pautado.
- Reducción del coste sociosanitario.
- Aumento de la satisfacción laboral y menor agotamiento psicológico.
¿Cómo puedes desarrollar la empatía?
La empatía requiere práctica. Puedes aprender a desarrollar la empatía tanto cognitiva como emocional mediante un proceso participativo y recíproco con el paciente.
La comprensión del punto de vista del paciente y de sus preocupaciones depende de una toma de perspectiva imaginativa. Está guiada por la curiosidad clínica, que puede llevarte a imaginar cómo te sentirías en la situación del paciente. Puedes aprender y poner en práctica este tipo de empatía mediante juegos de rol, aprendizaje experiencial, aprendizaje asociativo y humanidades médicas.
También, puedes aprender a mejorar la empatía afectiva. El aprendizaje experiencial y los modelos de conducta son de gran ayuda para que consigas desarrollar un compromiso emocional con el paciente y seas capaz de reflexionar sobre estas emociones para no perder de vista tu posición como médico. Al mismo tiempo, recursos como el mindfulness pueden ayudarte a fortalecer la empatía en su definición más amplia.
Por último, puedes poner en práctica la empatía en la práctica diaria con estos sencillos consejos:
- Establece contacto visual con el paciente y presta atención a tu lenguaje corporal durante las consultas presenciales.
- Ejerce la escucha activa para demostrar al paciente que le has entendido, con claves como parafrasear lo que ha dicho, emitir palabras de refuerzo y reflejar tu estado emocional.
- Expresa curiosidad e interés por la situación del paciente.
- Haz preguntas de colaboración para que el paciente se sienta escuchado y comprendido.
- Ofrece apoyo tanto médico como emocional.
Conclusiones
Aunque estamos inmersos en un cambio de la práctica asistencial liderado por la tecnología, tienes a tu alcance multitud de recursos para mejorar la relación médico-paciente y evitar el distanciamiento. En concreto, la empatía te lleva entender y comprender la percepción del paciente, lo que implica que puedas tomar mejores decisiones durante el proceso terapéutico.
Ahora que sabes que la empatía no es algo innato, solo necesitas ponerte manos a la obra y comenzar a practicarla. En ella está la clave para entender mejor a tus pacientes y asegurar una comunicación eficaz.
Referencias
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- Welby M. How to show empathy to patients — even when you’re stressed. Wolters Kluger.